Contulmo, Viernes 18 de Noviembre de 2016 a las 9:17

Nueva entrega de ejemplares in vitro reafirma el rescate de la Frutilla Blanca de Nahuelbuta

Los agricultores del territorio de Nahuelbuta ya están familiarizados con las plantas de frutilla blanca desarrolladas in vitro, que les aseguran no tener plagas ni enfermedades, características buscadas para aumentar el rendimiento y la superficie de éste cultivo en la zona cordillerana de Nahuelbuta. En esta oportunidad a cada productor de la agricultura familiar campesina, participante de este proyecto, que busca el rescate de la frutilla blanca, recepcionó cien plantas desarrolladas in vitro y que ahora ellos, a partir de los conocimientos adquiridos en las periódicas capacitaciones impartidas por el equipo técnico del proyecto encabezado por INIA Quilamapu, podrán aclimatar en sus frutillares, utilizándolas exclusivamente para la multiplicación de nuevos ejemplares, con iguales características sanitarias, que en definitiva serán transplantadas en la zona, como ya se ha hecho con más de dos mil ejemplares que durante el 2016 han encontrado su hogar en esta zona limítrofe de la octava y novena región.

                Gerardo Tapia se encargó, junto al equipo de recursos genéticos y del banco de germoplasma de INIA Quilamapu en Chillán, de desarrollar los más de cuatro mil ejemplares de frutilla blanca que hoy crecen en viveros y frutillares cordilleranos de Nahuelbuta. “Son plantas libres de bacterias, hongos, virus e insectos, esa es la principal característica por la que se les entregó a los agricultores y para que ellos inicien la multiplicación de sus propias plantas. El que la planta venga libre de enfermedades no significa que posterior al traspaso al suelo no vayan a enfermarse nuevamente, ellos también tienen que hacer un manejo adecuado”, enfatizó el investigador.  Es por ello que en esta oportunidad el tema central de la capacitación fue relacionado con el sistema multiplicación de plantas y los cuidados que se les debe dar.

                Todas las plantas son procedentes de un mismo ejemplar, el que se obtuvo del campo de Silvia Lara en Pichihullinco (Contulmo) y que hoy está contenta al ver el rumbo que ha tomado el proyecto en donde, con el mismo cuidado han sabido cultivar las plantas y la asociatividad entre productores. “Igual se ha unido bastante la gente porque éramos desunidos. La unión hace la fuerza, esperamos que la gente siga plantando y manteniendo los frutillares porque esta planta es costosa y hay que aprovechar los recursos porque son del Gobierno y de nosotros también”, sintetizó la agricultora a partir del proceso de recuperación de un fruto lleno de historia y que hoy es realidad gracias al cofinanciamiento de la Fundación para la Innovación Agraria FIA, del Instituto Investigaciones Agropecuarias INIA, y los municipios de Contulmo y Purén.

FRUTILLA BLANCA HISTÓRICA

                El pasado de la frutilla blanca se remonta hace unos 400 años. Se inicia en los cultivos desarrollados por los primeros mapuches del territorio centro y sur de nuestro país a partir de este fruto nativo que habría llegado desde el norte de Estados Unidos acarreado por aves migratorias. Con la llegada de los europeos el desarrollo cambió, se adquirieron otras formas de cultivo basadas en técnicas insulares. “Y así es que se empezaron a forjar frutillares basados e técnicas de cultivos europeos”, recalcó el antropólogo sociocultural Héctor Manosalva quien recordó el momento en que unos franceses alrededor del 1700 llevaron hasta Europa ejemplares de frutilla blanca (Fragaria chiloensis) que terminó por cruzarse con la fresa de jardín estadounidense (Fragaria virginiana) que dio como resultado el fresón o frutilla (Fragaria ananassa).

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                En Chile en tanto, el desarrollo del cultivo de la frutilla blanca en los sectores cordilleranos de Nahuelbuta donde el fruto encuentra el ambiente necesario para su crecimiento, se comenzó a desarrollar un gran atractivo en torno a este blanco ejemplar, ya que permitió durante mucho tiempo solventar las necesidades económicas de la gente del territorio de Nahuelbuta a través de rutas de intercambio en la cordillera. Se conectaba Purén, Contulmo y Los Sauces, donde en carretas la comercializaban. Después vino el tren y así se empezó a llevar a otros puntos de la región, lamentablemente en el año 1980 eso desapareció  y se empezaron a generar pequeñas ferias en el territorio como la famosa “Pata de Gallina” y en los 90 empezó – como dicen los agricultores – la merma de la frutilla y ahí no se sabe bien cuales son las causas. Eso es lo que se está investigando”, aseguró Manosalva a partir del proyecto de rescate que siguiendo tres líneas investigativas busca también dar con las causas de este drástico descenso en la superficie de cultivo.

En la actualidad, el desarrollo del cultivo de la frutilla blanca se presenta principalmente en los sectores cordilleranos de Nahuelbuta, donde el fruto encuentra el ambiente necesario para su crecimiento. Existe un pequeño grupo de agricultores que mantiene vigente su producción, debido a su gran atractivo económico y valor patrimonial. Por generaciones la frutilla les permitió solventar sus necesidades económicas, mediante diversas formas de comercialización; primero gracias al paso de carretas en las rutas cordilleranas que conectaban Los Sauces, Purén, Manzanal, Chacras buenas Pichihuillinco, Contulmo, Antiquina y el Lago Lleu LLeu, para luego dar paso a su auge con la llegada del ferrocarril, que permitió llevar a este fruto a otros puntos de la región como Concepción y Los Ángeles, y también fuera de ella, llegando hasta Temuco.