Contulmo, Lunes 7 de Diciembre de 2015 a las 11:20

Rescatar y valorizar la Frutilla Blanca de Nahuelbuta es la misión que se autoimpusieron INIA en conjunto con agricultores de Purén y Contulmo

Se trata de un proyecto ejecutado por el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) que estudia de manera integral el actual contexto en que se desarrolla este fruto, que en cuatro décadas ha disminuido su producción dramáticamente. 

Rica en biodiversidad, la Cordillera de Nahuelbuta ha sido por siempre el hogar de la frutilla blanca, progenitora de la frutilla común y que es a su vez la más consumida actualmente. Los primeros en cultivar el espécimen blanco fueron los mapuches de la zona centro-sur del Chile, quienes seleccionaron algunas plantas con flores perfectas.  Desde esa época, hasta nuestros tiempos la frutilla blanca ha sido cultivada, teniendo su auge en los años 70 e inicios de los 80.  Desafortunadamente en la actualidad la frutilla blanca ha disminuido su superficie de cultivo drásticamente. El proyecto “valorización de la Frutilla Blanca en el territorio de Nahuelbuta”, del Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA, busca detectar las causas por las cuales se ha convertido en un fruto escaso y con bajo rendimiento, y trabajar en el rescate de este ejemplar.

Cecilia Céspedes, ingeniero agrónomo de INIA Quilamapu es coordinadora del proyecto señala que en el pasado los agricultores, específicamente de las localidades de Contulmo y Purén, producían seis veces lo de ahora. Esta especie también conocida como Fragaria chiloensis, se convirtió en el centro de la investigación y también en un fruto que potencialmente podría desaparecer, INIA busca revertir esa situación.

 

EXITOSO PASADO DE LA FRUTILLA BLANCA

Telemaco Paredes, vive en una zona rural interior de Purén (Región de la Araucanía) y recuerda de la frutilla blanca que “los frutilleros antes sacaban de a 200 kilos en cada cosecha, cada uno. Llevábamos unos mil kilos casi de frutillas a Concepción, para venderlos. Allá les gustaba que fueran de esta zona, seguramente porqué tendría mejor color, mejor gusto, esta es la frutilla original”, destacó el agricultor que hoy mantiene en medio de un valle nativo su cultivo de frutillas blancas escasamente floridas, dice que su esperanza está puesta en esperar que el próximo año la producción sea mejor, como antes dice, cuando “llevábamos los frutos en los carros del tren, hacíamos uno o dos viajes por semana. De ahí salían casas, sitios. En Purén había un joven que era el mejor frutillero, hoy tiene  sus propiedades grandes, casa en el pueblo, todo debido a la frutilla”, explicó.

La esposa de don Telemaco, Edita Silva, es activa participante del proyecto que lleva acabo INIA, y de hecho señaló “hemos aprendido harto con las capacitaciones, esperamos que para el próximo año tengamos mejor cosecha”, comentó y también recordó el gran protagonismo de este fruto en la zona que la vio nacer, “yo de niña he trabajo en la Frutilla Blanca, cosechaba en abundancia años atrás, como en el ´72 a ´75. En Purén es un producto único  y originario del sector”, destacó Edita.

Lo mismo ocurre con Contulmo (Región del BioBío), distante a sólo 20 kilómetros de Purén y dónde también la Frutilla Blanca ha sido protagonista de la historia local. Nubia Muñoz, vive en el sector de  Pichihuillinco, se dedica a la producción de este fruto, labor que heredó de familia. “Trabajo en la Frutilla Blanca desde hace treinta años. Antes se daban frutillas por toneladas y ahora no se da ni un cuarto de eso, la planta dejó de dar y nosotros calculamos que es el clima, las forestales, las fumigaciones”, mencionó la agricultora que tiene sus esperanzas puestas en el trabajo de INIA. “Ahora vamos a plantar probando de diferentes maneras, con conocimientos que no manejábamos y que INIA nos ha enseñado, para ver si logramos que vuelva a dar esa raíz grande que tenía, me gustaría que investigaran por qué dejo de dar y que la incentiven, eso sería lo bonito que volviera a florecer”, admitió Nubia.

 

UN PROYECTO, TRES MIRADAS

La coordinadora del proyecto explicó que el trabajo se realiza “con manejo agroecológico, investigando cómo valorizarla y lo hemos hecho desde tres miradas. Una es el suelo, que está bastante degradado, con pocos niveles de materia orgánica y suelos muy ácidos. Otra mirada es, que los agricultores reclaman que tienen mucha menos agua que antes. Lo que puede ser debido al cambio climático, pero también ellos alegan que son las plantaciones forestales que les han quitado el agua, eso hay que investigarlo. Por mientras lo que hacemos es que el agua que ellos tengan la usen de forma más eficiente”, informó Cecilia detallando la última mirada del proyecto relacionada con la salud de la planta, “lo que hemos hecho es tomar muestras de frutilla para multiplicarlas in vitro y obtener plantas sanas. En el laboratorio de recursos genéticos estamos multiplicando las plantas para tener una gran cantidad y poder así instalar unidades de validación o investigación con plantas sanas”, detalló la ingeniero agrónomo.

Mientras se desarrolla la investigación, que considera análisis de suelos, de agua y de plantas. Los Profesionales de INIA han realizado capacitaciones a los agricultores de Contulmo y Purén, partiendo por;  manejo sustentable de suelos, elaboración de biofertilizanes, importancia de la biodiversidad, manejo de plagas, uso eficiente de agua y paralelamente se ejecuta la conformación de una línea base de investigación que consiste en entrevistar a cada uno de los cerca de 25 agricultores que participan del proyecto, para ver cuál es el real problema  de cada caso y cómo les interesaría a ellos que INIA los ayudara, explicó la coordinadora del proyecto.