Ni los seis años de experiencia de este combatiente del fuego lograron jugar a su favor para escapar de las llamas.  “Amaba su pega, siempre contaba lo peligroso que era, pero aún así nunca pensó en dejarla (…) llevaba harto tiempo en esto y murió haciendo lo que le gustaba.

 

 Nosotros estamos devastados porque perdimos a un gran hijo”, señaló Lucrecia Llanquileo, madre del malogrado brigadista.

Tras la muerte de este cañetino hay detrás una historia de esfuerzo y ganas de salir adelante.  “Estudió para ser técnico forestal, pero nunca encontró trabajo y tuvo que irse a las brigadas.  Siempre le dije que no me gustaba, sin embargo, no me hizo caso”, lamentó su padre Luis Cifuentes.  El progenitor contó que su hijo era el soporte económico del grupo familiar y que todo lo que ganaba lo dejaba para el sustento familiar.

 

 

La tristeza también tomó con fuerza a su polola, una joven de 18 años con la que mantenía una relación desde hacía un año y tres meses.  “Este sábado íbamos a cumplir un mes más (…) era maravilloso.  El pasado lunes lo fui a dejar al paradero y el martes me llamó para contarme que había estado combatiendo un incendio.  Cuando vi las noticias lo comencé a llamar y no respondió, tenía un presentimiento, pero no quería que fuera realidad”, narró entre lágrimas, Cintia Valenzuela.

 

 

 

La gobernadora de la provincia de Arauco, una vez que se oficializaron las identidades de las víctimas se trasladó hasta la localidad de Pocuno, sector distante a unos 35 kilómetros al sur del casco urbano de la ciudad histórica para entregar el pésame y compromiso de ayuda a la familia.  “Lamentamos la muerte de este joven brigadista, al igual que la de la otra persona que tiene a toda su familia en la comuna de Tirúa.   Nuestro deber es solidarizar con el dolor de estos habitantes de nuestra zona, más aún, cuando perecieron en forma tan trágica”, manifestó la jefa provincial.