Los Álamos, Viernes 19 de Enero de 2018 a las 8:28

LOS HIJOS DE LA TIERRA PROMETIDA DEL CARBÓN SE REUNIRÁN EN FEBRERO

La gran familia pilpilcana, que se formó entorno a la mina del carbón durante la primera mitad del siglo XX, por cuarto año consecutivo se reunirá, el próximo 10 de febrero en Cerro Alto. Así lo anunció el Alcalde de la Comuna de Los Álamos, Jorge Fuentes.

“Pilpilco no sólo marca nuestra identidad comunal, sino que también es parte fundamental de nuestro patrimonio y con el afán de mantenerlo vivo estamos preparando un nuevo encuentro. Así es que queremos invitar a todos los ex mineros, a sus esposas, madres, hijos, nietos que forman parte de la familia pilpilcana a sumarse a esta actividad que nos permitirá recordar gratos momentos de nuestra historia”, señaló el Jefe Comunal.

El Encuentro Pilpilcano –organizado por el Municipio y la agrupación “Pilpilco en el Corazón”- se llevará a cabo el sábado 10 de febrero, a la 10:30 horas en las dependencias del Liceo multicultural Claudio Flores de Cerro Alto, ubicado en Avenida Diego Portales 824, Cerro Alto.

 

LA HISTORIA DEL PUEBLO QUE NUNCA MORIRÁ

La Tierra Prometida del Carbón como también se conoce a Pilpilco, fue pueblo de la comuna de Los Álamos, ubicado a 1 km de Cerro Alto, en la bifurcación Cerro Alto –Curanilahue. Su historia se remonta a 1940, cuando se vivió el apogeo de la minería del carbón.

En 1938 llegaron los primeros habitantes a Pilpilco a realizar sondajes. Dos años más tarde, al abrirse la mina Zapallo Norte, comienzan a arribar muchos en busca de oportunidad laboral.

En ese entonces, no había casas en el territorio y quienes llegaban tenían que hacer rucos con empalizadas de madera nativa y techos de chupón. De esta manera, comenzó a levantarse lo que años más tarde sería un Gran Pueblo, que basaba su economía entorno a la extracción del oro negro desde las entrañas de la tierra.
En 1944 el pueblo ya tenía entre 5 y 6 mil habitantes. Había viviendas, escuela, teatro, estadio, correo, comercio, bodegas, club social, casas y oficinas de administración, piscina, policlínico y maternidad, entre otros servicios.

En 1975 se produce el cierre de la mina Pilpilco y empieza el éxodo de la población a Curanilahue y a otras ciudades mineras. Los mineros desarmaron sus casas y con la madera construyeron sus nuevos hogares. A los pocos años, el poblado de Pilpilco había desaparecido.